20.1.08

Ganas de gritar


Tengo ganas de gritar. De ira, de dolor, de rabia, de impotencia... De todo...

¡¡¡Malditos mata-sanos-y-no-tan-sanos!!!
¡Con reposo y antinflamatorios no se quita un desplazamiento de rótula!
Hacerme alguna puñetera prueba, ¿no?
¡Que no sabéis ni que tengo!
Bueno, no sé de que me quejo... la verdad es que fue culpa mía...
¿Quién me mandará jugar?

Maldita la hora en la que decidí jugarme la rodilla en un partido de los más facilillos que teníamos que jugar.
Maldita la hora en la que se nos complicó todo, al perder contra Ilicitano Carrús ayer.

Maldita la hora en la que me tiré, se me bajaron las rodilleras, y el resultado fue una lesión y un quemado.

Y encima por la puñetera lesión ya no puedo jugar más, como mínimo en un mes y medio, por que no me dejan ni el médico ni mi madre...

¡¡¡¡Jooooooo!!!!
Que cosa tan cruel, dejar a una persona sin su pasión tanto tiempo...
Pero bueno, realmente, me lo busqué yo, así que no puedo echarle las culpas al pabellón, ni a mi entrenadora, ni a mis compañeras... La culpa fué mía.

En fin, muchas gracias por los ánimos a
Agus, Mary y Alicia , Miriam y Rocío, Alex y Marta y Juanra, a Chema y a Ino por venir a verme, a Victor, Aram, Rubén, Almudena, etc. Por preocuparos por mi, aunque sea por el messenger, a Vero por las muletas , a María por traerme las muletas, y gracias a Lara y a Ksiqno por llevarme a la peluquería a por el SIP y por traerme aquí a Dolores.

Forgiven Princess

P.D. Lo que pasó, más o menos,
aquí.
P.D.2. Sí, hoy me apetecía poner vínculos. xD

Saludos.

17.1.08

Roberto y ella (III)

Fue rápido.
Había estudiado la situación mil veces, dentro de su cabeza, desde que entraron en la casa.

6 meses...

Hacía tanto tiempo ya que ninguna mujer entraba en aquella casa con otro propósito que una visita de cortesía.

Se lanzó sobre ella, y sus labios buscaron los de la chica.

Tras un primer beso, su espalda se encogió en un escalofrío de arriba a abajo.

Ella lo tumbó en el otro extremo del sofá y se acostó sobre él.

Las manos se perdieron buscando el contacto con la piel del otro.


De fondo, el viejo reloj avisaba de que era la 1 de la mañana.

Quitaron de en medio la ropa, les agobiaba, les estorbaba.

Él la levantó y la tomó, ella abrazó su cuerpo con piernas y brazos, mientras lo besaba.

Su primera parada fue la pared, más tarde se recostaron sobre la suave alfombra frente a la chimenea chisporroteante.

Chispas rojizas y amarillentas celebraban en el hogar la pasión de la que la casa se llenaba.

El calor, el sudor, la piel de aquel ángel hallado en el infierno... La mente de Roberto se nubló.

Quería dejarse llevar, pero temía cometer algún fallo y fastidiar aquel mágico espectáculo, de errar y provocar que ELLA desapareciese de su casa y su vida para siempre.

La tomó en brazos, como un marido lleva a su esposa en la noche de bodas, y la llevó escaleras arriba.

Allí, una vasta habitación con una cama inmensa se abría ante ellos.

La dejó sobre la cama, y una vez allí, dieron rienda suelta a su pasión desenfrenada, dormida desde tanto tiempo atrás.

A la mañana siguiente, cuando ella aún dormía, él acarició su suave piel y olió su magnífica melena dorada.

Después bajó y preparó café, tostadas, galletas, un poco de fruta troceada y zumo. Lo colocó todo en una bandeja y lo subió silenciosamente a la habitación.

Lo dejó sobre la mesa y se metió a la ducha.

Cuando salió, su ángel había desaparecido, así como buena parte del desayuno que había preparado.

Pensareís que decayó y entristeció, pero al contrario de eso, sonrió y se sintió contento como no lo hacía desde mucho tiempo atrás.

Aquella mañana, el Roberto que nació hacía seis meses, pareció haber muerto. El Roberto que se sentaba frente al fuego con un whisky en la mano y se quedaba absorto observando las llamas había desaparecido misteriosamente.

En su lugar halló un joven atractivo, en forma, feliz y satisfecho con lo que tenía.

- Gracias, mi ángel.

Aquello fue lo que murmuró mientras recogía los restos del desayuno y se colocaba el traje.
Llegaba la hora de ir al trabajo.

(...)

Aquella noche se vio tentado de volver a aquel bar, pero prefirió dejarla marchar.

''Si realmente amas algo, debes dejarlo marchar''.

Espero que os haya gustado la historia.

Forgiven Princess

13.1.08

Roberto y ella (II)

No era espectacular, no era el alma de la fiesta.
Ni siquiera parecía querer destacar entre una panda de patanes.
Vestía un vestido corto, de color oscuro, y zapatos de tacón.
Jugueteaba con el vaso del tequila, con la mirada ausente, escuchando los lamentos de algún camarero que limpiaba un vaso que no recuperaría nunca el brillo que tuvo antaño.

Roberto continuó avanzando hacia la barra.
¿Por qué había entrado aquél día en ese bar? No estaba cerca de su casa, no era el tipo de lugar que le gustaba, ni la música era buena.
Pero, sin saber por qué, al salir del trabajo, en vez de ir a por su coche, había ido a aquel local.
Y allí estaba, con su traje del trabajo, el maletín en una mano y el abrigo en el brazo izquierdo.

Cuando entró solamente lo miró el camarero, que izó una mano en señal de saludo.
- ¿Qué te pongo, campeón?
- Un whisky doble con hielo, por favor.

Se sentó un par de taburetes más allá Ella. Cuando el camarero le trajo su bebida, no la tocó.
Aquella mujer... ¿Qué veía en ella, que le impedía apartar la mirada de su cuerpo?
Estuvo mirándola unos minutos, embobado.
- ¡Eh, tú, imbécil! ¿Se puede saber qué coño miras?
- Lo siento, pero desde que entré en este lugar, su presencia me impide apartar la vista de usted. ¿Puedo saber su nombre?
- No, no puedes. Y no me trates de usted, no soy tan mayor.
- Perdón, no quería ofenderte. ¿Me dirás entonces qué hace una chica como tú en un sitio como éste?
- Eres superoriginal a la hora de ligar, ¿eh?
-Creo que estoy incomodándote con mis preguntas. Siento haberte molestado, ya me marcho.

Roberto apuró de un trago ardiente su whisky, pagó la consumición y salió del antro.
Comenzó a caminar despacio hacia el coche, con la cabeza gacha y los hombros encogidos.
Cuando había recorrido poco más de 20 metros, una mano agarró delicadamente su chaqueta.

- Hey, perdona, no quería hacerte huir.
- Da igual, de todas maneras tenía que marcharme. ¿Por qué me has seguido?
- Porque nunca ningún tío me había tratado así.
- ¿Así como?
- Como una mujer, y no como un trozo de carne.
- Ah, vale. Bueno, me tengo que ir, mi solitaria casa me espera.
- ¿Dónde vives?
- Un poco lejos. A unos 20 minutos en coche.
- Pues vamos, te acompaño.

Sorprendido y confuso, Roberto llevó a la chica hasta su coche, montaron y fueron a su casa.
Al llegar le preguntó:

- ¿Quieres pasar?
- Hombre, claro, no esperarás que te vaya a dejar en la puerta de casa y volverme andando.
- Claro, soy idiota, lo siento. Pasa, pasa.

Entraron en casa de Roberto, y éste le mostró a la chica donde estaba el salón.

- Ponte cómoda, voy a encender la chimenea. ¿Quieres algo de beber?
- Lo que tomes tú.

A los 2 minutos volvió con dos bebidas muy oscuras, con olor dulzón.

- ¿Ya me quieres envenar?
- Bebe y calla, ya me contarás que te parece.

Bebieron en silencio. Ella observaba la estancia, él la observaba a ella.
Cuando sus miradas se cruzaron, se quedaron fijas, mirándose el uno al otro.

En el silencio de la casa, dos vasos golpearon el suelo, silenciados por la espesa alfombra que cubría el suelo.

Continuará...


Forgiven Princess

11.1.08

Roberto y ELLA (I)


En la oscuridad de la habitación, Roberto miraba fijamente a un punto perdido en el techo.
La noche anterior, esa cama sobre la que ahora descansaba, habían sido uno.
ELLA...
No sabía su edad, donde vivía, ni siquiera sabía como se llamaba.
Y sin embargo, conocía cada rincón de su cuerpo.
Sabía exactamente donde terminaba su sedosa melena, que cubría los hombros de su piel blanquecina.
Conocía cada lunar, por pequeño que fuese, que estuviera sobre esa piel inmaculada.
Cada surco de su piel.
Podría dibujar un mapa de su cuerpo y dar detalles que ni ella misma era consciente de que existían.
Sus ojos no tenían misterio alguno para él.

Simplemente era ELLA.

La conoció en un bar de copas. Ella estaba sentada en un taburete de la barra, con un tequila enfrente y una mirada perdida en una de las múltiples manchas del espejo.
El bar, más bien tugurio, era antiguo y no estaba bien cuidado.
Los adoquines del suelo no brillaban, las ventanas se habían tornado semiopacas y algunas bombillas no iluminaban ya.
No era un antro perfecto, pero la gente que trabajaba en él le daba un toque difícil de explicar.
Personas alegres, sin ningún tipo de aspiración más que poder pasar una vida tranquila junto a los seres que querían.
Sin duda, era un bar en el que el fracaso y la derrota se mascaban en el ambiente.
Y sin embargo, allí, entre perdedores y personajes de lo más pintoresco, Roberto halló un ángel.
SU ángel.

Continuará...

Forgiven Princess

2.1.08

Decepción

Te tendí mi mano mil veces, te pedí tu opinión siempre, aunque no la necesitase; hice lo que pude para ser mejor contigo, siempre estuve ahí cuando me necesitaste, eras importante para mí, confíaba en tí...
Pero simple y sinceramente, me has decepcionado.
No eres tú, no eres el mismo, no eres ÉL.
No eres el que me apoyó en los momentos dificiles, no. No eres aquel que se preocupó por mí cuando nadie más lo hizo.
No eres aquel con el que compartí mil y una anécdotas, risas, llantos... Con el que pasé mil y un apuros, pero no importaba, siempre salíamos juntos o nos pillaban a los 2.
Tal vez me ilusioné, busqué en tí alguien que no eres, alguien con el que podía contar siempre.
Con el que pasar muchas tardes solamente charlando.
Con el que no existe diferencia de sexo, porque podíamos hablar de todo.
Y ahora, después de tantas cosas que hemos pasado juntos, después de todo esto, me das la espalda, silenciosamente.
Apuñalas mi amistad con tu silencio.
Te ayudé cuando lo necesitaste, ¿y así me pagas? ¿Así, callándote como una puta?
Sí, por eso me has decepcionado.
De tí cabe esperar cualquier cosa, menos silencio. Es algo que no va contigo, o con la persona que creía que eras.
La próxima vez que necesites ayuda, y cuando me vuelva, indiferente, y mires esta espalda amiga, no me verás girarme y tenderte la mano, al tiempo que digo ''venga, era broma, ¿qué necesitas?''... verás mi sangre, mi dolor, dolor que tu derramas cada vez que callas.
Y entonces no me encontrarás, yo seré la que calle.

Forgiven Princess

P.D. NO, NO VA POR TI JAIME!!