29.7.08

Un último beso, el mayor regalo - Primera parte


''Una gota de lluvia que transporte una última esperanza, un leve soplo de brisa que me traiga un beso que nunca llegó, un rayo de sol que aporte luz a mi oscuro corazón, una verde brizna de hierba que, enredada en mi cabello, me recuerde tiempos mejores...''

Aquello era lo que Elena ansiaba en el carruaje que la transportaba a casa de su futuro esposo.
Su madre la acompañaba, aferrando un pañuelo blanco entre las manos.

El corsé le oprimía el cuerpo, en cierto modo la dejaba sin respiración. En casa siempre iba con vestidos sencillos, mucho más austeros, pues no tenían dinero para pagar ropas mejores. Trabajaba hasta la extenuación a diario, pero nunca le importó, pues ayudaba a su familia.

Con 17 años aún por cumplir, ya era la envidia de las mujeres de la zona. Plebeyas y nobles querían poseer su delicadamente perfecto cuerpo, su negra melena, su piel de marfil y sus ojos de azabache. Los hombres la contemplaban como se observa una obra de arte, ora discretamente, ora sin ningún disimulo.

Siempre había amado en secreto a Jonás, un joven unos años mayor que ella, que vivía unas casas más allá. No era el hombre perfecto a los ojos de las demás chicas, y aunque el chico no tenía nada de malo, nunca ninguna mujer se le había acercado antes.

Elena volvió la cara, era demasiado doloroso pensar en aquello. Sin embargo, no pudo evitar recordarlo...

Aquel día la madre de Jonás había muerto por culpa de una extraña gripe que más tarde asolaría el país. Elena se había enfundado su vestido negro y había pasado todo el día junto a él, pues eran grandes amigos, y ella quería mucho a Rocío. Después del entierro, fue a pasear con Jonás por el camino. Era principio de otoño, y una leve brisa agitaba el follaje que caía lentamente de los árboles. Caminaban juntos, despacio y en silencio. Cuando ya anochecía, Elena comenzó a sentir frío:

-Jonás, ¿me prestas tu chaqueta? Tengo un poco de frío, y estamos lejos de casa para ir a coger la mía.
-Claro, tómala.

Se quitó la chaqueta, y la puso sobre los hombros de ella. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Elena quien, a pesar de lo sucedido, seguía sintiendo que su corazón estallaría si amaba más a aquel muchacho de piel morena. Dejó de andar, y Jonás, tras unos pasos, se percató de ello. Dio media vuelta y se acercó a la muchacha, mientras ésta lo miraba fijamente.

-Elena, ¿te pasa algo?
-No, no es nada...
-Vamos, niña, sabes que puedes contármelo. No será tan raro como para tener que ocultármelo a mí, ¿verdad? Así que vamos, sabes que nada contaré.
-Bueno... No puedo contártelo, tengo que mostrártelo.
-Adelante, pues.

La joven se acercó a su amigo, y lo besó lenta y suavemente. Todo su cuerpo temblaba, hasta que notó los brazos de Jonás abrazando su cuerpo. Le estaba devolviendo el beso, él, al que durante años consideró inalcanzable, el mismo que vagaba en su mente noche y día sin descanso.

Al abrir los ojos y separarse un poco de él, vio que él también sonreía.

-Oye, empieza a ser tarde, ¿por qué no volvemos? Ha sido un largo día.
-De acuerdo, regresemos.

Esta vez abrazados, volvieron lentamente, sonriendo en silencio, mirándose cómplices.

Jonás, como ella, era de familia humilde, y sus padres no aprobaron su relación, pues esperaban que con suerte algún noble se interesase en su hija y los sacase de la miseria con una buena dote.

Y sucedió. 15 días después de la mágica noche de aquél beso, llegó a casa de Elena un mensajero montando un negro corcel con un sobre amarillo y un lazo rojo colgado del lacre. Éste último llevaba grabada la insignia de la familia Lasaga, una de las más ricas de la comarca.

Como ella temía, en la carta el marqués de Villanueva exponía su interés en que Elena y su hijo, duque de Montalbán y futuro gobernador de toda la región, fueran unidos en santo matrimonio. Pero pedía un acto de voluntad, una respuesta inmediata al mensajero que portaba la carta. No pedían dote alguna.

-Bien, joven, nos reuniremos con tu señor y hablaremos con él.
-Señora, si aceptáis la oferta, portad un pañuelo blanco cuando vayáis a hablar con él. Se reunirán dentro de dos días.

Elena, con los ojos anegados en lágrimas, continuó con su tarea en el campo.


Aquella noche, cuando todos dormían ya, fue hasta la casa de Jonás. Como esperaba, él estaba en la puerta de su casa, sentado en un viejo banco, pues desde aquél fatídico día no conciliaba el sueño.
Lo llevó a una iglesia recientemente abandonada porque una parte estaba derruida. Allí le contó lo ocurrido, y le explicó que partiría pasados dos días, pues así lo había dispuesto el marqués.
Jonás golpeó el muro varias veces, pero ella lo calmó.

-Mi amor, sabes que yo solo te amaré a ti. Nunca podré querer a un asqueroso noble cruel como ese duque.
-Pero me olvidarás, pequeña mía. Me terminarás olvidando, y con tu olvido yo moriré.
-Nunca te olvidaré, lo juro por mi vida y por mi honra. Pero quiero conservar algo tuyo que nadie me dará jamás de nuevo.
-¿Qué deseas, mi princesa? Si es la luna, subiré a la más alta torre y la bajaré para ti, aunque el mundo se sume en la tiniebla de la noche, así lo haré por ti, mi amor.
-No... Te deseo a ti. Quiero que esta noche me ames, Jonás. Tú serás el primero, y el único que podrá dármelo. Y eso es algo que ninguno de los dos olvidará, mi amor.

Jonás intentó replicar, pero Elena ya era dueña de sus labios. Y, en aquél viejo templo, los dos jóvenes se regalaron caricias, besos, y se amaron hasta bien entrada la noche.
Cuando él se durmió, ella se levantó y después vestirse, se marchó.

La noche siguiente volvieron a la vieja iglesia, y volvieron a amarse hasta altas horas de la madrugada. Pero esta vez él no se durmió, sino que se hizo el dormido. Y la vio marcharse...

-¡Espera, Elena! ¿Te vas a marchar sin darme un último beso?
-Mi amor, el último beso no te lo daré nunca. Es mejor así... Lo siento. Siempre te amaré, Jonás, aunque no volvamos a vernos jamás.

Y, con la luna llena sobre su figura encuadrada en un viejo arco, Elena dirigió una última mirada a su único y verdadero amor.


Las lágrimas corrían por las mejillas de la joven, al recordar todo aquello. Todo el paisaje que había recorrido con Jonás mientras paseaban, pasaba ahora ante sus ojos, partiéndole el alma en mil pedazos, rajando su mente con recuerdos inolvidables.
Y, con aquel dolor asolando su cuerpo, su mente y su alma, la muchacha se rindió al sueño, hasta que...

Forgiven Princess

Concursillo (ahá, a mí no se me ocurre nada): Encontrar un título al relato. El que gane tendrá sorpresa :)

7 comentarios:

Viki dijo...

¡¡¡¡"El pañuelo"!!!!
No sé, no se me ocurre nada... yo me quedo con "El pañuelo".

Un beso, mi niña.

tertulias para perogrullos dijo...

Que preciosidad de relato, menos mal que continúa, sería una pena que Jonas y Elena no volvieran a verse, por lo menos para darse el útlimo beso.
Bueno, ahora el concurso, como tengo dos blogs voy a votar dos veces a ver si hay suerte jajaja
Que te parece: "El último beso" o "La desvirgación del alma" o "El sueño del amor"
Bueno, han sido tres, espero que te gusten. Besos

Unknown dijo...

Hola hola !!!!

vengo a verte y a dejarte mis besos, bendiciones y rosas

Ya eres toda una campeona de las letras...

By letizio pantoja

Thiago dijo...

"En la polla de Jonás" no vale, no? jajaj Un poco basto, claro...

Bueno, "amor y democracia" Pq el duque sería muy malvado pero se casa con un campesina... jajaja

Bezos. cari.

Anónimo dijo...

Yo diria: "Principio de otoño",porque es un momento fundamental en la historia xD


Muack! :)

Agua dijo...

"El mayor regalo."
"De mi hogar, su recuerdo"
"Valentia"
"Valentía"

No sé siquiera si tiene sentido, pero a mí me gustan... creo... :P
Por cierto, son dos palabras diferentes, no es que me haya dejado una tilde, o que haya repetido la palabra. :P
Me gusta mucho el relato, al buscar el título me he dado cuenta de que era más difícil porque ahora mismo, puede girar hacia casi cualquier parte. Es bonito, es dulce, es valiente... ella es valiente. Por alguna razón cede al destino, pero a medias, toma sus propias decisiones, y no se morirá sin haber besado y amado a Jonás. Definitivamente, él e sun romántico, y ella una valiente. A partir de aquí, sólo puedo pedirte que continúes cuanto antes con el cuento!!^^
Un abrazo, Princesa!

Forgiven Princess dijo...

Viki:
xDDDD... Tú y tus 4 exclamaciones jejeje.
Haré 4 partes por ti, para que te quedes tranquila... Además, creo que en menos no me cabe xD.
Millones de besos, mi niña.

David (es que eso es muy largo... y yo lo he hecho más largo aún xD):
Jejeje, bueno, apunto tus 3 nombres... Continúa ya, cuando termine de contestaros termino la 2º parte.
Besotes!

Letizio:
Gracias por pasarte, corazón.
Muchos besos!

Iago:
Sí, un poco basto... xD
Bueno, me anoto tu título.
Bezos guapo!

Max:
En la vida se me habría ocurrido... Pero sí, tiene sentido... Me lo apunto xD
Muack!

Agua:
Bah, a quién le importa si tiene sentido? Mira cómo me salió el último... xD
Qué significado tiene Valentia? Es que lo he buscado y no lo encuentro.
De hecho, tenía 4 opciones muy claras para continuar, pero no sé... Me he decantado por una, igual después me arrepiento y le doy otro giro a la historia ;)
Ya sabes, lo mío son las chicas valientes, sí o sí...
Me pongo a ello.
Un abrazo enoooorme, guapa!

A todos:
Bueno, como la continuación da un giro a las cosas, amplío el concurso para la segunda parte, ¿ok?
Muchos besos para todos!