20.3.08

only friends?

Despertó en mitad de la noche.
Su rostro, cubierto de sudor frío, se contrajo en una sonrisa cuando vislumbró su rizado pelo.
Aún seguía allí.
Se levantó en silencio y fue al baño. Mojó su cara y su nuca, y se sentó en el water. Suspiró en silencio. No se había ido. Todo había sido un sueño. Él se había ido en el sueño, sólo en el sueño.
Volvió a la cama, besó su cuello casi sin que sus labios rozaran la blanca piel, y lo abrazó suavemente.
Ahora, mientras lo estrechaba contra su pecho y enredaba los dedos en el cabello castaño, observaba al chico que pertubaba su sueño.
Tan sólo lo conocía desde hacía seis días, y ya soñaba con su marcha, lo que le producía un dolor inexplicable.
Ella, tan fría, tan serena siempre, temblaba como un cachorro sin su madre ante la simple idea de la brusca pérdida de aquel muchacho.
Tal vez, era su punto débil. Tal vez, no era tan fría como decían, como aparentaba ser.
Nunca había sido muy abierta a los demás, por lo menos no de buenas a primeras, y en estos temas era más que precavida. Era excesivamente reservada a la hora de dar a conocer sus sentimientos, sus necesidades, sus gustos. ¿El por qué? Temía que la dañasen. Curiosamente, esto sucedía cada vez que ella abría su alma demasiado a alguien.
Ciertamente, podía admitir que le entró por los ojos cuando lo vio.
No era un muchacho resultón, pero tenía una divertida mirada que la persiguió durante las primeras horas de convivencia.
Más tarde, su franqueza y simpatía hicieron que el chico se colase en sus pensamientos sin ella enterarse.
Durante aquellos seis días, el muchacho de pelo ensortijado se había hecho, sin siquiera proponérselo, un hueco en su frío corazón.
Ella, siempre inalterable. Ella y su gran fuerza de voluntad. Su resistencia ante la tentación. Ella, tan sentimentalmente inexpresiva. Sí, era esa ella la que añoraba el calor de su espigado cuerpo cuando se alejaba. La que extrañaba sus bromas a todas horas. La que deseaba morir a mano de un guiño de sus ojos y revivir por un beso de sus labios.
La complicidad que una lengua que se dejaba entrever transmitía dejaba que ella hiciera volar su imaginación.
Para ella era solo un amigo... ¿Lo era realmente?


Forgiven Princess

1 comentario:

Eikasía dijo...

No, no lo es, pero las mujeres, las niñas, jugamos a ser fuertes, solitarias, frías, independientes. No nos queremos reconocer ni a nosotras mismas que es un modo de proteger del mundo, nuestra fragilidad. Por eso cuesta tanto darse cuenta de que, una vez más, alguien ha conseguido entrar más allá de la "zona de seguridad". Esa de cuya existencia hemos convencido a todo el mundo... La mayor parte del tiempo, aunque no nos guste, hay chicos de miradas preciosas, brazos fuertes, o cuerpos cálidos que van a pasarse por el forro nuestra supuesta frialdad, otra vez. xD
Me ha gustado mucho tu relato, un beso, preciosa! ;)