Cristóbal Montoro.
Porque para qué vamos a preocuparnos primero de las personas, segundo del estado en sí y tercero de la remodelación del modelo económico cuando podemos volver a las políticas del decretazo; al intentar sostener un modelo financiero que se tambalea al menor movimiento en las tendencias bursátiles; al realizar presupuestos imposibles con tal de que los aforados cenen langosta, viajen en primera y tengan carísimos chóferes que conduzcan sus coches extranjeros, y con tal de que el obispillo de turno cobre su señor sueldo gracias al Estado español, en lugar de al Estado vaticano (que, como todos sabéis, es la patria espiritual de todo "padre" y por ello deberían cobrar a cuenta de él en calidad de embajadores espirituales o alguna chorrada rimbombante del estilo).Para qué preocuparse de generar empleo, para qué preocuparse de mantener los derechos civiles, de ampliar libertades y de garantizar el bienestar social, cuando podemos asentir cual perrito de salpicadero a cada cosa que Sarkomerkel dice, sin un mínimo de criterio propio, sólo porque "Europa" nos ha dicho que nos va a dejar como un muro de fusilamiento si no hacemos caso.
Para qué intentar que los jóvenes se integren en el mundo laboral, para qué intentar reciclar a los "viejos" trabajadores como formadores de los nuevos generando el doble de empleo y una mayor efectividad y un mejor rendimiento, cuando podemos no contratar a unos por no tener experiencia y despedir a otros por no "ajustarse al perfil innovador y dinámico" de la empresa, y así nos ahorramos dos salarios y pobrecitos de nosotros porque no tenemos empleados.
Para qué pretender encaminarse hacia la igualdad "real" entre los sexos si la mujer sólo es mujer cuando tiene un bebé. Para qué pretender la inserción en el mundo laboral de los colectivos minoritarios (mayores, discapacitados, inmigrantes, etc.) con unas condiciones igualitarias y decentes si es muchísimo más sencillo contratar a un varón blanco de 30 y pocos o 20 y muchos, o amenazarles con hacerlo si no aceptan unas condiciones muy inferiores a las que merecen.
Para qué, para qué... En este país de países, donde el presidente del gobierno no es uno, ni español, ni humano. En esta tierra de conquistadores, en esta nación de gran tradición y mejor cultura. Es aquí donde el para qué se aparcó, ofreciendo parcos porqués a aquellos que osan cuestionar los porqués que los que gobiernan ofrecen.
Forgiven Princess
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