4.12.08
En el circo
En la feria del condado habían varios puestos. Y uno de ellos era un circo de variedades.
En él podían encontrar a la bailarina triste, al hombre hermafrodita, al niño con un solo ojo, a la mujer barbuda, y al elefante fumador.
Todos ellos bajo las órdenes por un director de pista misántropo, con un látigo que se rompía con mirarlo y una pipa que tiraba pompas de jabón.
La bailarina triste tenía una historia peculiar. La muchacha, cuando era pequeña, fue maltratada por la directora de la escuela de ballet. La tocaba, la obligaba a entrenar 16 horas diarias, incluso cuando estaba lesionada o enferma.
Cuando cumplió 14 aparentaba 10, y hacía 2 que no hablaba, tan solo lloraba y tenía los ojos nublados por la tristeza. El día de su décimo cuarto cumpleaños escapó de la academia y huyó a lo más profundo del bosque.
Aquel día el hombre hermafrodita había salido a pasear por un bosque cercano al emplazamiento del circo en aquel momento. Encontró a los pies de un gran árbol de tronco gris un cuerpecito blanquísimo de niña, con unos ojos que contenían toda la tristeza del mundo desde su comienzo. El cuerpecito temblaba bajo un tutú rosa, tan grotescamente feliz sobre aquella niña triste.
El hombre hermafrodita se compadeció de la muchacha. La cogió en brazos, y la llevó a su cuchitril. Allí la metió en la cama y le llevó una sopa. Esperó un agradecimiento, pero comprendió que la niña no hablaría, ni en aquel momento, ni en mucho tiempo.
Mientras la chiquilla se tomaba la sopa entró en la habitación la mujer barbuda con el chico de un solo ojo.
El muchacho tenía el ojo irritado, y el hombre hermafrodita tenía manos hábiles y conocimientos médicos básicos, así que el chaval acudía allí varias veces al día para que lo curasen. Como no podía valerse por sí mismo, la mujer barbuda le hacía las veces de guía, como a los ciegos.
Todos pensaban que el chico tenía el ojo irritado por culpa del elefante fumador. Compartían tienda, y ésta estaba siempre llena de humo.
El elefante fumador no era un elefante, si no un hombre, con una rara enfermedad que le había vuelto la piel gris. Además, esta enfermedad le impedía hacer deporte o vivir sin devorar grasas continuamente, y por ello estaba gordo, muy gordo. Además tenía una nariz enorme, y todos los factores le habían dado aquel jocoso mote.
Escucharon gritos muy enfadados fuera de la tienda, buscando al hombre hermafrodita. El director había escuchado que el hombre había metido un nuevo inquilino al circo, y que éste estaba viviendo a su costa sin ofrecer ningún beneficio a cambio.
Cuando el hombre entró, observó la increíble tristeza de la muchacha, y la belleza decadente de sus facciones. Se dio cuenta de que era una bailarina, su ropa la delataba. Decidió que la joven debería bailar al son de un pequeño violín en el circo, a cambio de los cuidados básicos que recibía.
Y así partió el circo. Y pasaron pueblos, ciudades, ferias, congresos y festivales. Pasaron inviernos y veranos, vientos, lluvias y nieves, y el grupo continuaba su lenta travesía a lo largo y ancho del país.
Llegó el día. Los extraños personajes formaban una gran familia, y estaban capitaneados por la mujer barbuda. Y se cansaron de la sobreexplotación que sus desgracias personales, y decidieron ser felices. Tal vez no felices como la gente normal. Tal vez no riesen juntos, no se gastaran bromas, y seguramente jamás fuesen de fiesta.
Y escaparon, a un valle cercano. Y se instalaron en una vieja torreta abandonada en el valle. Y allí vivieron hasta el fin de sus días, tal vez no felices, pero tampoco tristes.
Forgiven Princess
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5 comentarios:
Que bonita historia Forgi, me ha encantado.
Deberías pasarte por el blog del ente y ver su iniciativa de hacer un libro solidario con relatos enviados por todos nosotros, este tuyo encajaría muy bien en esa iniciativa.
Besucos gordos!
Excelente historia XD!!!
Saludos
¡Qué historia más bonita! Me gustaría que lo leyeran algunas modelos esmirriadas que se deprimen porque han engordado un gramo... me ha gustado mucho el final, porque aunque no eran felices sí eran valientes. Ahora seguro que son muy felices en la torre. Lo malo es que se han ido a un sitio de poca gente, claro sómos así de cabrones...
Buen finde!
MIGUEL
Weblara:
He pasado, y ya se la he mandado, no sé si escribiré alguna más currada y se la mandaré también... Según cómo me vengan los ánimos :D
Besos reina!
Anwar:
Muchas gracias ^^
;)
Miguel:
A mí también me gustaría que lo leyesen. No hace falta ser perfecto físicamente, o ser la persona más habladora y alegre del mundo, para existir y vivir tranquilo.
Un besote!
¡¡Molaaaa!!
^^
El eterno monólogo que estaba preparando para el baile de Ed. Física iba de algo muy muy parecido a esto, pero sin niña decadente y contada por la mujer barbuda...
Puede que todos llevemos un "monstruo" de esos dentro, pero sólo algunos son lo suficientemente valientes y sinceros con el resto como para mostrarlo...
Puede ser.
¡¡Un abrazoooooo!!
María*
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