Refúgiate en la noche, oculto entre las sombras. No te resultará difícil hacerlo. Nadie te echará de menos, eres así de afortunado. No dejas viuda, ni amigos, ni hijos, ni trabajo... No dejas ni una casa, ni siquiera un alquiler o una cuenta por pagar. No dejas rastros tras de ti, porque tu existencia es banal. Nadie se ha preocupado nunca por ti, nadie irá jamás a preguntarte qué tal estás o cómo fue la visita del médico. No se acordarán de que existes.
Todos los gatos son pardos en la noche, y aunque no eres un gato ni eres pardo, sabes que podrás esconderte. Serás igual que cualquier otro desarrapado de medio pelo que camina errante entre las calles de esta gran ciudad.
Doblas esquinas rectas, jugueteas con los coches, deseando inconscientemente que algún mal nacido te mate bajo las ruedas de su coche de niño pijo. No eres nadie.
Le hablas al cuello de la botella de ron, y la botella te grita con su olor, alcoholizando tu nariz con su aroma. Te ríes borracho, y algún que otro peatón esquivo pasa a toda velocidad junto a ti. No eres nada, no eres nadie.
Sigues caminando, cariñoso con el mobiliario urbano. Las farolas te insultan, porque no dejas de manosear su recién pintado cuerpo. Y hulles, avergonzado y atemorizado por las naranjas luces amenazadoras que se vuelven hacia ti cuando pasas.
Y corres, corres mucho, para huir de esas luces... Y sin querer, llegas ahí. Sabías que llegarías, porque era tu destino. Sopla un suave viento, que agita ligeramente tu sucio pelo. Te rascas la barba de semana y media, y después te pasas la mano por el cabello en un vano intento de alisarlo y devolverlo a su sitio. Eres patético. No eres nada, no eres nadie.
Sabes qué hay que hacer, y piensas hacerlo. Subes a la barandilla, y apoyas tu mano derecha en el armazón del puente. Tu chaqueta se revuelve con el aire, y te da un aire peliculero que no crees merecer. Eres triste, eres patético. No eres nada, no eres nadie.
Abres los brazos, y silenciosamente deseas que ese viento que te da un aspecto ridículo se lleve consigo tus problemas, tu locura. Y sonríes desalentado, porque sabes que no funcionará. Eres realista. Eres triste, eres patético. No eres nada, no eres nadie.
Y con las mismas, decides terminar con todo de una vez, que ya estás bastante bien jodido como para que te viese alguien e intentase ayudarte a no hacerlo, a ''recuperarte''... Otra vez.
Entre las oscuras nubes, encima del viejo puente sobre la nacional, la luna susurra a un suicida:
''Estás muerto. Fuiste realista. Fuiste triste, fuiste patético. No eras nada, no eras nadie''.Forgiven Princess
9 comentarios:
Hola Forgiven Princess!
Gracias por los ánimos del blog.
Escribes muy bien, me gusta mucho lo que has escrito. Me ha hecho recordar algunas noches de hace mucho tiempo, cuando volviamos a casa después de pasar horas de farra en Moncloa, creo que el sentimiento de entonces es lo que describes.
Un abrazo.
MIGUEL
Me parece más duro que un venir de juerga, no? Yo he pensado en todos esos desheradados que circulan por Madrid por la noches, sin vida y sin casa, homeless que llaman los americandos... vidas que ya no son, pero que han sido,que tienen un pasado pero qué a nadie importa...
Eso si, este lleva una botella de ron, yo los veo mas con la caja de san simon....
Bezos.
Coño, cari... te estaba comentado yo en este momento, jajaja
Bezos
Miguel:
Me alegro de que te haya gustado, pero creo que cuando volvías de farra no querías suicidarte... Un error tonto :D
Un besote!
Iago:
Sí, del estilo. Este era uno de tantos anónimos.
Bezos!
Iago II:
Sí xDDD
Más bezos
jos..real y dramático..
Lo vemos tan a menudo que ya ni nos llama la atención..:(
Besicos
Luna:
Lo más triste es eso...
Imagínate qué día llevaba para escribirlo a las 2 de la mañana.
Besos!
guau. esto llamo un escrito crudo. me sorprende que siendo joven tengas esta profundidad. notable. te felicito.
Manu:
Muchas gracias :D
Lo que más me sorprende de algunas de estas personas es que fueron como tú y como yo, que tuvieron una vida "normal", incluso de éxito, y que un mal día todo se fue al carajo. Y que eso podría pasarme a mí, y que yo podría vivir toda la angustia que se desprende de tu post. Y se me hiela la sangre.
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