Quién fuera...

Quién fuera estrella del cielo que fue cómplice de nuestras mágicas noches.

Quién fuera un beso de tus labios que jugaban con los míos sentados en esa pequeña moto.

Quién fuera la brisa que agitaba tu pelo cuando paseábamos por la orilla de la playa.

Quién fuera aquel gracioso gesto que torcía tu cara cuando te cabreabas.

Quién fuera aquella dulce risita infantil que te empeñaste en alejar de tu vida.

Quién fuera la arena que se colaba en tus bolsillos para ver algo más allá del mar.

Quién fuera el sol que calentaba tu corazón en las frías mañanas de invierno.

Quién fuera la luna, para sorprenderte noche tras noche observándola.

Ahora, acostada en esa cama que me acogía mientras soñaba contigo, que me calmó cuando lloré por ti, en la que reímos hasta la extenuación; ahora, acudes a mi mente, y con tu recuerdo vienen las canciones que marcaron tu paso por mi vida, el aroma del jazmín que, distraídamente, cojo y huelo cada vez que lo tengo cerca.

Y pienso en el daño que me hiciste, pienso en lo que nunca te dije por miedo a herir tus sentimientos, y pienso...

Ojalá tuviera la oportunidad de decirte todo aquello que, cuando tu recuerdo acude a mi cabeza, me amarga el carácter, me borra la sonrisa y arrastra consigo el brillo de mis ojos.

Sí, ojalá pudiera decirte todo eso que me retumba en el cerebro diciendo: Nunca lo dijiste, ahora te arrepientes.

Y después recuerdo el brillo de otros ojos, la fuerza de otras risas, las cuerdas que me sacaron a flote cuando me dejaste caer en el más profundo pozo.

Y es entonces cuando mi sonrisa es más grande, mis ojos más brillantes, y mi alma más alegre.

Forgiven Princess