Dicen aquí en Lbarcy que, más allá del linde del bosque de Ringels, a donde pocos hombres llegaron y ninguno volvió, hay un gran lago de brillantes aguas negras como el pelaje de una pantera.
Sobre ese lago se cuentan muchas historias, pero no son más que leyendas.
Los ancianos dicen que si alcanzas el linde del bosque te vuelves loco y te lanzas al agua para ahogarte en ella, pero a mí esta historia no me parece más que un cuento para asustar a los niños y que nunca intenten llegar allí.
Otro dicen que en el linde del bosque no hay tal lago, sino una gran llanura, poblada de hierbas y pequeños arbustos, y que en el centro hay un pequeño riachuelo, en el que las ninfas se bañan desnudas por las noches, y los elfos y los duendes celebran banquetes hasta el amanecer. Nunca confié en los relatos de personajes inhumanos, que poseen voces embriagadoras y perfectos cuerpos, y engañan a los que desean conocer sus poderes. Por ello, tampoco me convenció esta historia.
Pero hace unos meses, cuando me entrenaba con la espada en un pequeño claro del bosque, un viejo surgió de entre los árboles. Llevaba ropajes muy, muy viejos, al igual que él, parecía tener más de cien años. Portaba en la mano derecha un callado hecho a partir de una rama, y en la izquierda un botecito de cristal con agua negra.
Tomó asiento en un tocón de madera al borde del claro, y me relató esto que a continuación os remito:
''Cuentan las viejas leyendas que en el linde del bosque opuesto a la civilización, existe un gran y negro lago. Sin embargo, muy pocos fueron los que se atrevieron a descubrir la verdad, y ninguno regresó.
Dicho lago existe, pues yo estuve allí. Es completamente circular, y muy profundo. Tan profundo, que nadie averiguará ni en 10 siglos qué habita en las más profundas simas de su fondo.
Sus negras aguas, al contrario de lo que podrían creer allá de donde vienes, exhalan un suave y embriagador aroma, como el perfume de unas flores que nadie conoce ni conocerá, el más delicioso olor que nunca se podrá oler en la tierra.
Aquí te traigo una muestra de su agua. ‘‘
Cogí el botecito que el anciano me tendía, y al abrirlo, un olor indescriptible invadió mi cuerpo. Dudo que jamás oliera algo que igualase aquella agua negra.
-Bueno, ¿y qué pretendes que haga con este agua? ¿Quieres demostrarme algo?
-Shhhh, calla, muchacho insolente. Proseguiré con mi relato, ahora que puedes imaginar la belleza del lago.
''Un pequeño islote en el centro, que tiene una cuevecita en el margen derecho, es lo único que perturba la negrura del lago. En el margen contrario del islote, se alza un templo, y en él habita la causa del color de sus aguas.
En ese islote, vive la dama del lago. Es una mujer de indescriptible belleza, con un cuerpo precioso y unos rasgos delicados y dulces. Su cabello, tan negro como el mismo lago, cae como una cascada de tirabuzones por sus albinos hombros.
Hace años, cuando el lago no existía y el islote era una colina en el centro de la llanura, un joven duque que poseía aquellas tierras construyó un templo en el que vivirían él y su prometida. Mandó que la joven viviese allí hasta que el matrimonio fuera llevado a cabo. Él partió a la cabeza de una expedición, a muchas jornadas de viaje de aquí, antes de la boda.
En su viaje, aquél apuesto duque se enamoró de una muchacha del norte, rubia y sensual, que hizo que él cancelase sus planes de boda con la joven del templo. Aún así, como se sentía culpable, le dejó el templo como gesto de disculpa y arrepentimiento.
Y cuentan los árboles y murmuran los pájaros que tal era el amor que ella sentía por el duque, que al llorar sus lágrimas nacían negras, y no cristalinas como las de los demás. Pero también se sentía traicionada, y la joven lloraba en aquella cueva que se encontraba en la otra parte de la colina. Lloró días y noches, semanas, meses, años... Ahora nadie sabe con claridad cuándo empezó a llorar la muchacha, pues generaciones completas han pasado ante sus ojos, y todos ellos murieron. Aquellas negras lágrimas se filtraron, y poco a poco comenzó a crearse el lago que hoy rodea la antigua colina.
También dicen que la joven, de tanto amor que le tenía al conde, murió en vida, y ahora no habla, no come, no duerme, y solo llora y sale a esperar a su amado al margen del islote. Cuando esto ocurre, las calmas aguas del lago se tornan en agresivo oleaje, y las nubes negras se arremolinan sobre el lago y aquello que lo rodea. ‘‘
- Y dime, viejo, ¿qué pasa con los muchachos que fueron allí y nunca volvieron?
''En el bosque muchos peligros y distracciones acechan, y solo los hombres más capaces alcanzan la orilla. Todo ellos, al llegar, encuentran comida y bebida en la orilla del lago. Comen y beben, y cuando la ebriedad se adueña de sus pensamientos, una seductora voz les pide que naden hasta la isla, y que consuelen a su única habitante. Si lo lograsen, serían agasajados con todas las riquezas que pudieran imaginar, y con el amor de la bella damisela. Y a mitad del camino, los animales que habitan el lago devoran a los jóvenes que, convencidos por aquella voz de mujer, se lanzaron al agua. Y mientras mueren, ellas les repite, una y otra vez: -Ahora sabes cuanto me dolió lo que me hiciste''.
-Y, ¿por qué hace eso? Ellos no la dañaron. Es cruel.
-Porque confía que uno de los hombres que se lance al agua sea su amado arrepentido, que vuelva para estar con ella.
12.8.08
La muchacha del lago
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2 comentarios:
Otra vez genial tu relato!
Espero que ese lago exista, mi ex se lance a él y se lo coman las alimañas por cab...XD
Un beso!
Olivia:
Es el lago que todas deseamos para la mayoría de los ex, que son la parte de cabrones y capullos que se muestran tal como son cuando los dejas. XDDD
Un besazo!
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