19.12.07

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Ya era tarde cuando llegó a casa.
La luz del salón le indicaba que alguien se había dormido frente a la chimenea.
Supuso que sería el pequeño Tim.
Colgó su abrigo en la percha, y dejó sobre el mueble de la entrada el gorro, la bufanda y los guantes.
Hacía mucho más frío que otros años, y eso que aún no era invierno.
Efectivamente, cuando entró al salón vió al niño en el diván que había frente a la chimenea, cubierto por una manta gris muy oscuro.
A su lado había una bandeja con un tazón con marcas de haber contenido chocolate, y un paquete de galletas a medias.
No debía de hacer mucho que la canguro se había marchado.
Se alegró de que su pequeño siguiese dormido, la alfombra había atenuado el sonido de sus pasos.
Se acercó y le dió un beso en la frente, y después lo cogió envuelto en la manta y lo subió a su cama.
Parecía un bebé durmiendo, y eso que ya era todo un hombrecito, pues el mes anterior había cumplido cinco años.
Cerró la puerta y bajó de nuevo, esta vez a la cocina, para prepararse algo de cenar.
Las 22:30, marcaba el reloj.
''Que tarde he llegado hoy'' pensó ella.
No era fácil cuidar un niño de 5 años sola.
Menos mal que contaba con la ayuda de la joven Liza.
Era la hija de la vecina de arriba, y tenía 17 años. Ella se encargaba de recoger a Tim de la escuela, de darle la merienda, de jugar con él y de que hiciera los deberes.

Entre sus divagaciones siguió haciéndose la cena, y cuando terminó de cenar, se acostó pensando en todo lo que se estaba perdiendo.

Siguió esta rutina durante los siguientes 8 años.
Tim ya no era ningún niño, era un joven alto y desgarbado muy alegre, que apoyaba mucho a su madre.
Gracias a que consiguió un trabajo mejor, ella pudo pasar más tiempo con el que era el gran amor de su vida, su niño.
Los primeros años de vida de su hijo habían pasado volando, entre jornadas inagotables de trabajo y esfuerzo, pero todo lo que hacía lo hacía por él.
Tim lo sabía, y gracias a esto su pequeño había aprendido que para tener lo que uno quiere, para conseguir tus metas, tienes que esforzarte siempre al máximo.

Forgiven Princess.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé porqué pero en parte,me siento un poco identificada con tu historia,aunque también he renunciado a tener una vida mas cómoda y me he conformado con tener una vida mas humilde para poder estar mas tiempo con mis dos grandes amores,mi hijo y mi marido,no necesito mas nada en la vida.Desde que nació Eric decidí que no quería muchos caprichos ni cosas que deseara tener,solo quería que estuviera siempre a mi lado y agradezco a mi marido enormemente que halla sacrificado tanto su tiempo trabajando tantas horas para que eso fuera posible.
Muchos besos y feliz navidad.

Buttercup dijo...

Me ha gustado tu historia,perdona no haber venido antes aunque ya sabes,nunca es tarde...
Bueno aunque tarde,pero ha merecido la pena,un beso y feliz navidad.

Lara Vergara dijo...

No todo el mundo está dispuesto a renunciar a tantas cosas en la vida. Aunque lo más importante es que el niño creciese sabiendo apreciar el esfuerzo de su madre.
Un beso, guapa.

Lara.

Forgiven Princess dijo...

Marién:
Me he inspirado en mi propia historia. Mis padres se separaron cuando yo tenía apenas 5 años, y mi madre ha dado todo por mi y por mi hermana, tiene 2 trabajos, y todo lo que hace lo hace por sus niñas.
Un beso para ti, para tu marido y para tu niño.

Buttercup:
nunca es tarde para que tú vengas a mi reino, sus puertas siempre están abiertas para tí.
Un beso muy fuerte y felices fiestas.

Lara:
Como le he dicho a Marién, me he inspirado en mi vida, y el chico representa lo que yo siento por mi madre, y lo que ella me inspira.
Un besazo guapa!

Saludos a todas, y felices fiestas

Forgiven Princess