Desagüe mental de fin de año... o Qué más da.

Me apetece escribir. Quiero escribir. Necesito escribir. ¿Por qué no lo hago? Por miedo a qué puedo llegar a plasmar en mi relato. Pero qué más da... Un año nuevo, una nueva oportunidad. Tienta a los astros, juega tus cartas con la seguridad de que no vas a ganar. ¿Está más loco el que quiere hacer que el que hace? ¿Más loco el que sueña que el que piensa? ¿Más cuerdo el que piensa antes de actuar?
Estamos todos tan tranquilos en nustra burbuja... Aunque yo ya estoy cansada de la mía. Necesito algo, alguien, algún suceso que la explote sin avisar. Una revelación, un odio ferviente, una declaración de amor bajo la luna. Cualquier cosa...
¿Espíritu navideño? 3 parejas rotas. Amigos que no se hablan. Familiares incómodos. Qué divertido, atiborrarnos a comida hipercalórica con gente a la que el resto del año rara vez vemos.
Decepción, sorpresa, hastío, qué más da.
Otros 365 días de hambre, de enfermedad, de guerra, de odio irracional, de secretos revelados y sin revelar, de rebeliones, de ocultamientos, de silencios incómodos, de polución, de mentira, de escarnio, de escándalo, de placer arrebatado, de pecaminización del amor, de intolerancia, ignorancia y miedo, sobre todo de miedo.
La salvación del ser a través de la oración. La salvación del ser a través del culto al cuerpo. La salvación del ser a través de la contemplación. Qué más da, no vais a salvaros. Cree, siente, odia al que no piensa igual. No importa, es nada, es todo, es aire, es una falacia simple y absurda a la que confías el destino de tu inmortalidad como ente.
Y por delante, ¿qué más? Otro año. Otro puto año de gente que no soportas, de sonrisas congeladas, de falsos intercambios de amabilidad. De beatos blancos buenos y de negros rebeldes malos. Qué más da, quien tiene el dinero decide qué es bueno y malo en esta vida.
Qué más da... Qué más da...
Feliz año nuevo.

Forgiven Princess