12.11.08

Kei y Shinji (V)


Al principio no se dio cuenta de aquello que colgaba de las ramas del árbol que se curvaba hacia la derecha formando un arco con las hojas perfectamente recortadas por su padre. La estampa de su casa le encantaba, desde que tenía uso de razón. Sobre todo en aquella época, a comienzos del invierno, cuando la mortecina luz y los delicados toques de escarcha matutina le despedían cuando se iba a clase. Pero aquella noche le aterró.

Se había entretenido hablando con su tutor sobre lo que haría cuando terminara la secundaria, qué universidades le convendrían... Y se le hizo de noche

Volvía a casa con la música de Velvet Tears a todo volumen, y pensaba en todo lo que había ocurrido distraído. Un coche pasó a toda velocidad salpicándolo con agua de un carcho, y tras una maldición siguió con su cavilación de camino al hogar.

Cada vez tenía una maraña mental mayor, pese a que Kei le había mandado un mensaje, él seguía preocupado por su ausencia continuada en clase.
Distraídamente llegó a la puerta de la vivienda, en la que se veían las luces de la cocina y el salón encendidas, y el humo de la chimenea haciendo divertidas formas en la oscura noche iluminada por una gran luna llena y blanquísima.

Iba a entrar, cabizbajo, y su cabeza chocó contra algo que colgaba de las hojas del árbol:
- ¿Qué coj...?

El objeto en cuestión era una mochila de lona desvencijada, de color negro, con los tirantes a listas rojas, y un IV blanco en el frontal. Muy del estilo de Kei.

Dentro había un cuaderno azul todo escrito, y fotos de él con otros chicos, con sus primos, primas, amigas y amigos, en clase, en el cine, en el entrenamiento, en cumpleaños y demás fiestas. En todas salía abrazando a alguien, o dándole un beso, riéndose con ellos...

Entonces se fijó mejor en las fotos, y vió que en todas habían manchas rojas, más o menos oscuras, más o menos pequeñas, pero en todas ellas las había. Shinji estaba cada vez más intranquilo. No sabía qué pensar, qué hacer... ¿Cómo debía reaccionar a aquello? ¿Era una amenaza? ¿Era una declaración de intenciones? ¿Un informe de lo que ya estaba hecho?

Entró en casa y subió corriendo las escaleras, sin quitarse los zapatos siquiera, y escondió la mochila en su habitación. Fue al baño y se dio una larga ducha, se secó y se puso cómodo. Bajó corriendo a cenar frugalmente y corrió a su dormitorio alegando que tenía mucho por estudiar aún, deshaciéndose así de sus padres.

Comenzó a hojear el cuaderno, y no le gustaba el formato en el que estaba escrito, y las muchas veces que aparecía su nombre enn aquel desvarío. Entonces percibió que la letra le era familiar... Demasiado familiar, pensó. Y comenzó a leerlo:

Martes 18 septiembre, 13:42
Hoy he hablado con Shinji, y parece que lo tengo en el bote. Pronto será mío.

Viernes 28 septiembre, 15:19
El otro día besé a Shinji, y nos vemos mucho. Creo que lo amo.

Sábado 29 septiembre, 23:37
Creo que se ve con otro. Esta tarde lo he seguido y le he visto con un chico que tiene el pelo casi rapado, pelirrojo, en el centro de la ciudad, cenando y riendo, y después entraron en el cine. ¿Me está engañando?


Shinji recordó que aquel día había ido con Mitsu Zuno al centro a cenar y al cine, para celebrar las buenas notas de él en los exámenes de septiembre. Siguió hojeando el cuaderno, y cuanto más leía las anotaciones, más se cercioraba del destructivo amor que Kei sentía por él, y de lo enfermizo de la mente de su novio. Se había montado un mundo imaginario en el que él, Shinji, lo engañaba con todos los que le rodeaban, daba igual su sexo, edad o relación con Shinji.

Se durmió intranquilo e inseguro, pensando qué clase de persona había amado durante los últimos meses, y qué era capaz de hacer aquella persona por el fruto de su perturbada mente.

Madrugó mucho, y cuando despuntaba el alba salió de casa, con una gruesa bufanda alrededor del cuello, una chaqueta de cuero negro y gorro y guantes negros también. El frío acusaba, y su cuerpo se sacudía en busca de que el movimiento provocase algo de calor para no morir de hipotermia. Decidió correr para entrar en calor, y para llegar pronto al lugar acordado con Kei.

Llegó, y la cancela ya estaba abierta -Kei ya ha llegado -pensó-. Las ventanas, cuyos cristales habían sido roto a lo largo de los años por los pedrazos de los muchachos de la zona, estaban abiertas todas. La pintura desconchada de la fachada dejaba ver el muro de piedra, invadido por las plantas trepadoras del jardín, cuyo crecimiento perdió el control de la mano humana muchos años atrás. Sin duda era un escenario tétricamente pintoresco y misterioso, para una cita de unos enamorados.

Forgiven Princess

2 comentarios:

Thiago dijo...

Esa foto parece del Pazo de Meirás... ya sabes, ajaja

Bezo

Forgiven Princess dijo...

Iago:
Si te digo la verdad, no sé de qué es, pero me parece que no es del Pazo de Meirás, porque por detrás había un edificio blanco muy del sur :D

Un besote!